Publicado por Etelvina Diversion , sábado, 3 de octubre de 2009 17:51

Su sonrisa, ajena y gastada, delata su experiencia.
Sus manos y sus piernas, su juventud caida en desuso.
Sus ojos, que supieron ser calmos, hoy son un mar de fuego.
No puedo evitar sentirme ella al nombrarla, hagamoslo una vez mas.

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